El mito del cactus antirradiación

Los monitores CRT emitían un haz de electrones que recorría cada punto de la pantalla y la completaba unas 60 veces por segundo (lo que se llamaba refresco horizontal). Cuando el haz de electrones incidía en un punto de la pantalla hacía brillar el fósforo de ese punto, entonces, éste emitía la luz que veíamos en el monitor y las temibles y peligrosísimas radiaciones malignas.

En primer lugar hay que aclarar que estamos hablando de radiaciones electromagnéticas. Las ondas electromagnéticas dependiendo de la frecuencia a la que oscilan se clasifican en distintos tipos. De la frecuencia más baja a la más alta tendríamos: las ondas de radio, las microondas, los infrarrojos, la luz visible, la luz ultravioleta, los rayos X y los rayos Gamma. La luz visible no es peligrosa, pero a partir de ahí, conforme vamos subiendo en la escala de frecuencias, las ondas son más energéticas, tienen mayor capacidad de penetración en los cuerpos y, por lo tanto, es más probable que dañe las células produciendo cáncer.

El tipo de radiación del que estamos hablando cuando me refiero a la radiación peligrosa de un monitor, no es el de la luz visible, sino de un nivel de frecuencia muy baja de radiación ultravioleta, sobre todo en los monitores más antiguos, cuando todavía no se habían aprobado normativas sobre el nivel de radiación que podían emitir. Hay que tener en cuenta que incluso éstos emitían menos radiación ultravioleta que la que emite la luz solar, por lo que estar varios años delante de un monitor no era más peligroso que pasar un entretenido día de playa.

La radiación ultravioleta no penetra en el cuerpo humano, por eso su exposición prolongada sólo puede causar cáncer en la piel. Si fuera el caso, habría que acudir cuanto antes a un especialista, pues el cáncer de piel puede extenderse a órganos vitales internos. Que enfermes de cáncer sólo mirando un monitor es tan probable como que te pongas moreno haciéndolo.

La luz visible es absorbida por cualquier objeto, la que rebota es la que percibimos como colores. De manera que las plantas en general absorben toda la luz visible menos la verde, incluyendo la luz ultravioleta que no es capaz de atravesar cuerpos sólidos. Por tanto, los cactus no tienen ninguna propiedad especial que les haga absorber más radiación ultravioleta que otras plantas, un ladrillo o un bocadillo de tortilla. Decir que tenemos que usar un cactus de una determinada especie es una completa tontería.

Para poder absorber cualquier onda electromagnética tenemos que estar delante de la fuente que la emite porque todas las radiaciones electromagnéticas se propagan en línea recta, en todas las direcciones y, aproximadamente, a 300.000.000 m/s, así que si quisiéramos protegernos de las radiaciones de un monitor con un cactus, tendríamos que ponerlo delante nuestra tapando toda la pantalla y así estaríamos totalmente protegidos, aunque no podríamos ver nada y el cactus tendría que tener un tamaño bastante considerable.

En ningún caso se podrán desviar las radiaciones ultravioletas para que se dirijan al cactus que tenemos colocado al lado del monitor evitando que lleguen hasta nosotros, ya que lo único que podría desviarlas sería la gravedad, y un cactus, que yo sepa, no tiene suficiente gravedad para lograrlo. Necesitaríamos, más bien, algo como un agujero negro supermasivo, aunque si consiguiéramos crear uno de éstos, al lado del monitor, las radiaciones ultravioleta serían nuestro menor problema.

Por suerte, los monitores TFT-LCD ya no emiten radiaciones ultravioleta porque no usan el fósforo de los monitores CRT. La luz es emitida por transistores LED. Sin embargo, todavía hay mucha gente que le gusta poner el cactus al lado de su monitor TFT por si acaso. Lo próximo ¿qué será? ¿Llevarse el cactus a la playa, en lugar de ponerse crema protectora?